Liga BBVA. Jornada 10: Barcelona 4-Mallorca 2
El Barcelona también sabe ganar jugando mal. Es la novedad que presenta el líder de la Liga en su actual versión de vacas flacas. La peor noche del Barça en lo que va de campeonato dejó un 4-2 sobre un Mallorca atónito, un vendaval llamado Pedro y un dato: a estas alturas de Liga, este Barça suma un punto más que la temporada pasada. Viva el resultadismo. Abajo el fútbol.
Sorprendió Guardiola con la alineación. Su esperado movimiento de piezas fue toda una rotación, entendida en modo de toque de atención para los castigados: Messi, Xavi e Iniesta. El Barça se quedaba desde el principio sin el motor de su dinamismo.
El entrenador cambió juego por deseo, el que pone Pedro en todo lo que hace. No pudo hacer más en tan poco tiempo. Metió el primero a los once minutos tras un taconazo genial de Ibrahimovic (Turienzo pudo anularlo porque Henry molestó a Ramis en su acción defensiva). Luego remachó para el segundo a un Aouate que había sobrevivido en la misma jugada a los remates del propio Pedro, Henry y Busquets. Y tres minutos más tarde, el canario botó la falta que acabó siendo una clase magistral de cómo se debe culminar una estrategia. Henry puso ese broche, de cabeza, con mala cara y pocas ganas de fiesta.
Mientras Pedro se lucía en la ventisca, el Mallorca se llevaba un palo excesivo al descanso. No jugó tan mal como para acabar 3-1. Porque con el 1-0, Martí se puso a gozar de su fútbol. En un minuto puso en evidencia a Piqué, que no pasa por su mejor momento y al que la presencia de Chygrynskiy no ayuda en exceso. Martí dejó solo a Webó ante Valdés. Erró el camerunés pero del córner salió el 1-1, cabeceado por Nunes tras peinar Piqué. Él no quería.
El Mallorca tuvo desconectado al Barcelona. A todo él menos a Pedro. Ese fue su único error. Porque la actitud de los futbolistas de Gregorio Manzano fue excelente. No cobran las primas y no parecen tener muchas esperanzas de hacerlo en los próximos días. En la dignidad de su juego está el éxito de Gregorio Manzano. Pero no sólo con eso basta para sacar algo de provecho en el Camp Nou. Les faltó dar un paso adelante, creer que sí se podía amargar esa noche de perros y bolsas de papel por los aires. Con esta sensación fue transcurriendo la segunda parte. Messi y Xavi entraron para no mejorar al Barça. Del tedio no se recuperó ni siquiera este Mallorca que aún se preguntaba cómo podía irse del Camp Nou semi goleado sin haberlo merecido.
Al final, Messi se llevó para casa su gol de penalti, Ibrahimovic acabó tocado y Keita, el del Mallorca, dejó el 4-2 y una conclusión: Chygrynskiy no es, a día de hoy, un central de nivel para el Barcelona. Y lo más grave, que hace peores a los que le rodean.
El Barcelona también sabe ganar jugando mal. Es la novedad que presenta el líder de la Liga en su actual versión de vacas flacas. La peor noche del Barça en lo que va de campeonato dejó un 4-2 sobre un Mallorca atónito, un vendaval llamado Pedro y un dato: a estas alturas de Liga, este Barça suma un punto más que la temporada pasada. Viva el resultadismo. Abajo el fútbol.
Sorprendió Guardiola con la alineación. Su esperado movimiento de piezas fue toda una rotación, entendida en modo de toque de atención para los castigados: Messi, Xavi e Iniesta. El Barça se quedaba desde el principio sin el motor de su dinamismo.
El entrenador cambió juego por deseo, el que pone Pedro en todo lo que hace. No pudo hacer más en tan poco tiempo. Metió el primero a los once minutos tras un taconazo genial de Ibrahimovic (Turienzo pudo anularlo porque Henry molestó a Ramis en su acción defensiva). Luego remachó para el segundo a un Aouate que había sobrevivido en la misma jugada a los remates del propio Pedro, Henry y Busquets. Y tres minutos más tarde, el canario botó la falta que acabó siendo una clase magistral de cómo se debe culminar una estrategia. Henry puso ese broche, de cabeza, con mala cara y pocas ganas de fiesta.
Mientras Pedro se lucía en la ventisca, el Mallorca se llevaba un palo excesivo al descanso. No jugó tan mal como para acabar 3-1. Porque con el 1-0, Martí se puso a gozar de su fútbol. En un minuto puso en evidencia a Piqué, que no pasa por su mejor momento y al que la presencia de Chygrynskiy no ayuda en exceso. Martí dejó solo a Webó ante Valdés. Erró el camerunés pero del córner salió el 1-1, cabeceado por Nunes tras peinar Piqué. Él no quería.
El Mallorca tuvo desconectado al Barcelona. A todo él menos a Pedro. Ese fue su único error. Porque la actitud de los futbolistas de Gregorio Manzano fue excelente. No cobran las primas y no parecen tener muchas esperanzas de hacerlo en los próximos días. En la dignidad de su juego está el éxito de Gregorio Manzano. Pero no sólo con eso basta para sacar algo de provecho en el Camp Nou. Les faltó dar un paso adelante, creer que sí se podía amargar esa noche de perros y bolsas de papel por los aires. Con esta sensación fue transcurriendo la segunda parte. Messi y Xavi entraron para no mejorar al Barça. Del tedio no se recuperó ni siquiera este Mallorca que aún se preguntaba cómo podía irse del Camp Nou semi goleado sin haberlo merecido.
Al final, Messi se llevó para casa su gol de penalti, Ibrahimovic acabó tocado y Keita, el del Mallorca, dejó el 4-2 y una conclusión: Chygrynskiy no es, a día de hoy, un central de nivel para el Barcelona. Y lo más grave, que hace peores a los que le rodean.