Rafael Nadal despachó a un ritmo vertiginoso, sin contemplaciones y con autoridad, al chileno Fernando González (7-6 (4), 7-6 (2) y 6-0), para acuñar, por segundo año consecutivo, su acceso a las semifinales del Abierto de Estados Unidos, donde desde hace dos días espera el argentino Juan Martín del Potro.
El reencuentro del partido, tres días después de ser aplazado por la lluvia que ha acosado el Centro Nacional de Tenis Billie Jean King y cuya amenaza aún no ha desaparecido, advertía un duelo abierto, inclinado del lado del español pero con las expectativas del sudamericano aún abiertas ante la posibilidad de llegar a una semifinal de Grand Slam por segunda vez en su carrera.
La prodigiosa cabeza de Nadal asimiló mejor las condiciones del partido que su adversario, desaparecido en el reenganche del compromiso, en el que sólo se anotó doce puntos y elevó a 59 la relación de errores no forzados durante todo el partido.
Con el cielo advirtiendo agua, el partido comenzó con 7-6 (4), 6-6 (3-2) para el español. En treinta y cinco minutos ventiló la situación para afrontar, ahora, un final de recorrido atestado de compromisos y exigente. El domingo espera la semifinal y si gana, la final. Demasiada ventaja para sus rivales, como el suizo Roger Federer o el serbio Novak Djokovic, que desde hace cuatro días contemplan el transitar de la competición con los deberes hechos.
Nadal, que saldrá con el número dos del mundo de nuevo en la clasificación del próximo lunes, ni siquiera dio opción a que le brotaran, en exceso, las dolencias abdominales que le condicionan durante el torneo. "A medida que pasan los días duele un poco más", explicó al final el español, que fue un torbellino ante un rival que afrontó el resto del juego derrotado.
Mal aclimatado a la situación, González, saque en mano, desechó todos los puntos del 'tie break' del segundo set. Momento en el que se retomó el partido.
Con dos sets cuesta arriba, se hundió definitivamente cuando perdió, de entrada, su saque en la tercera manga, con una doble falta. Después arrojó la raqueta airado, indignado. Ya no había vuelta atrás.
Nadal apenas cometió errores. Más centrado en el partido amarró cada saque y aprovechó cada ocasión para apretar el acelerador, no dar opción a una nueva interrupción y cerrar el compromiso.
González se quedó en doce puntos. Frustrado por no poder alcanzar la primera semifinal del Abierto de Estados Unidos por primera vez. Con una nueva ocasión perdida. Y malas sensaciones. Peleado con el mundo. Llegando a solicitar la presencia de un médico para retirar el vendaje de sus tobillos. Y una carga de 59 errores no forzados.
Nadal, de vuelta a la orilla de la final del único Grand Slam que le falta, se reencontrará con el argentino Juan Martín del Potro. "Del potro está jugando muy sólido y tendré que hacer mi mejor tenis si quiero llegar a la final", dijo recordando la reciente victoria del sudamericano en el Masters 1000 Montreal.
El reencuentro del partido, tres días después de ser aplazado por la lluvia que ha acosado el Centro Nacional de Tenis Billie Jean King y cuya amenaza aún no ha desaparecido, advertía un duelo abierto, inclinado del lado del español pero con las expectativas del sudamericano aún abiertas ante la posibilidad de llegar a una semifinal de Grand Slam por segunda vez en su carrera.
La prodigiosa cabeza de Nadal asimiló mejor las condiciones del partido que su adversario, desaparecido en el reenganche del compromiso, en el que sólo se anotó doce puntos y elevó a 59 la relación de errores no forzados durante todo el partido.
Con el cielo advirtiendo agua, el partido comenzó con 7-6 (4), 6-6 (3-2) para el español. En treinta y cinco minutos ventiló la situación para afrontar, ahora, un final de recorrido atestado de compromisos y exigente. El domingo espera la semifinal y si gana, la final. Demasiada ventaja para sus rivales, como el suizo Roger Federer o el serbio Novak Djokovic, que desde hace cuatro días contemplan el transitar de la competición con los deberes hechos.
Nadal, que saldrá con el número dos del mundo de nuevo en la clasificación del próximo lunes, ni siquiera dio opción a que le brotaran, en exceso, las dolencias abdominales que le condicionan durante el torneo. "A medida que pasan los días duele un poco más", explicó al final el español, que fue un torbellino ante un rival que afrontó el resto del juego derrotado.
Mal aclimatado a la situación, González, saque en mano, desechó todos los puntos del 'tie break' del segundo set. Momento en el que se retomó el partido.
Con dos sets cuesta arriba, se hundió definitivamente cuando perdió, de entrada, su saque en la tercera manga, con una doble falta. Después arrojó la raqueta airado, indignado. Ya no había vuelta atrás.
Nadal apenas cometió errores. Más centrado en el partido amarró cada saque y aprovechó cada ocasión para apretar el acelerador, no dar opción a una nueva interrupción y cerrar el compromiso.
González se quedó en doce puntos. Frustrado por no poder alcanzar la primera semifinal del Abierto de Estados Unidos por primera vez. Con una nueva ocasión perdida. Y malas sensaciones. Peleado con el mundo. Llegando a solicitar la presencia de un médico para retirar el vendaje de sus tobillos. Y una carga de 59 errores no forzados.
Nadal, de vuelta a la orilla de la final del único Grand Slam que le falta, se reencontrará con el argentino Juan Martín del Potro. "Del potro está jugando muy sólido y tendré que hacer mi mejor tenis si quiero llegar a la final", dijo recordando la reciente victoria del sudamericano en el Masters 1000 Montreal.